No sé. Normal. El Trajan, que lo jugué antes, me gustó más.
El juego está desalmado.
Me hace gracia el uso de dados de 6 [normalmente odio en especial los dados de 6, excepto, por ahora, en Troyes] y me hace gracia porque sus números están ordenados en círculo y no hay uno mejor que otro [no es que sea un shock cultural pero uno se acostumbra a que un 6 mola y un 1 no y aquí da igual. Qué chorrada de crítica.]
No me gustan los tableros que podrían ser modulares de algún modo [no he pensado exactamente cómo] pero que no lo son, y esto obliga a hacer diferentes tableros con diferentes combinaciones de esos módulos imaginarios [ok, entiendo que no pueden ser al azar, debe haber zonas de colores conectadas de un cierto modo. Que lo piensen ellos!]
Tampoco entiendo por qué yo tengo un reino y dependiendo del designio divino a veces puedo contruir en sus tierras y otras no, y además, mirando a los cielos, he visto que los dioses tienen sólo 6 tipos de humor :P [pero esto engancha con el desalme y el desapego al tema además puede decirse de todos los juegos: en catán tengo una cantera que sólo me da piedras si me las da también el trigal del vecino].
El juego bien... toda conclusión que saco me lleva al desalme. No me aburrió, pero no entiendo [si es que es comparable] por qué se dice que es peor que Trajan.
Sin duda el juego está en darle al combo. Por decir algo.
Eso. Pocas impresiones de un juego, además, feúcho.
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