sábado, 22 de diciembre de 2012

Tzolk'in

Ahora han hecho la de El Hobbit. Basada en su libro. Que no! Era broma. En realidad muy bien, eh? Muy buen trabajo del equipo italiano. España le da 12 puntos bien merecidos. Expectacular, que dirían los hoygans. Así es Tzolk'in, un eurazo mueve cubos [nunca mejor dicho, esa orquesta de prebostes en movimiento] al que he echado dos partidejas, la de aprendizaje y la de 'en serio'. Qué me ha parecido?

- El juego mola. Así. Simplemente. Mola desplegarlo en la mesa, mola verlo, mola jugarlo. El juego apetece.

- Me ha traído cierto regusto de Mancala trajanero, por aquello de ir calculando futuras posiciones en circulos hipnotizantes.

- El juego, aparte de vistoso, tiene su complejidad. Veo variedad de opciones y caminos a la victoria. Veo también bastante rejugabilidad. Veo muchos detalles que en principio no deberían ser imprescindibles pero que dan más juego y aire fresco [ejemplo, la elección de los recursos iniciales]. Veo que tiene la componente justa de azar.

- El juego funciona como un mecanismo de reloj. Ji, ji.

- El tema está en el fondo bastante pegado. Tienes un engranaje principal que mueve 4 engranajes más pequeños con los que seleccionar acciones. Que esto desemboque en los mayas y no en el samsara o en el steampunk se debe a la moda del fin del mundo y su esperada correlación con la venta de juegos de mesa más que a razones temáticas [todos sabemos que el fin del mundo incitará a jugar juegos de mesa sesudos en una explosión de silencio y raciocinio, no?]

- El juego en el fondo es corto. Número predeterminado de turnos en los que no se te permitirá desarrollar una estrategia a muy largo plazo. Pero me da la impresión de que esto se está haciendo tendencia. Hacer juegos que no buscan los grandes números, sino pocos turnos y óptimos, que te dejan a media progresión para que te apetezca volverlo a intentar, para que te dé la sensación de frenesí y de 'quiero hacer mil cosas y no me da tiempo' [y en realidad para que no llegues al final y te des cuenta de que este existe, de que tu estrategia funcionaría y acabaría y más allá, amigo, más allá no habría nada].

- En el fondo, no se por qué, siento que a pesar de ser un buen juego, precisamente el hecho de que sea bonito [tiene algo de juguete] hará que se agote de algún modo. Como si la posibilidad de un falso hype fuera a estar siempre presente aunque se haya demostrado válido. O como si nos fueramos a empeñar en que los mejores juegos de nuestra ludoteca tienen que ser a la fuerza simples de reglas y sencillos de componentes. O como si nunca pudiera pasar de la mera anécdota de juego con tablero de plástico móvil.

Pero bueno, que yo lo escribo y lo jugué con jet-lag. No me pidáis más, malditos conquistadores. Creo que es un perfecto regalo navideño para el neocurioso boardgamer potencial y un soplo de eau de parfum para el jugón confirmado. 

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